Hoy me encontré con una de esas canciones  que te hacen volar en bicicleta, por aquellos lugares donde hay color. Donde existe el amor.

Ella estaba sentada en un columpio de Barriletes.

Mientras yo pedaleaba, solo pensaba en llegar a su lado y saborear esos colores. Pero al ver el cuadro de cerca, entre en otro mundo.

Su sonrisa brillaba como la escarcha que cae del cielo en luna llena. Su mirada llovía como las cascadas cristalinas. Sus manos golpeaban las ramas de los árboles. Ella cantaba melodías florecientes a los elefantes y las arañas. Sonreía por querer crecer y poder elevarse como un sabio Búho.

Ella estaba muerta. Ella era yo, años atrás. Ella era yo, pidiendo regresar.